Emprender en España

Donde están los verdaderos "brotes verdes"

Óscar García, emprendedor cibernético, y padre



Óscar García Chillón es un informático de prestigio, emprendedor, fan absoluto de los LEGO y papá. Todo junto. Y es que este catalán de pura cepa no concibe su vida, ni su trabajo, sin sus pequeñas Mariona y Amaia. Incluso cuando él prepara sus reuniones o trabaja en el despacho, se lleva a la primera para hacer juntos cosas de mayores y de pequeños, respectivamente. Y viceversa.

Óscar nació en Barcelona en 1974. Estudió COU en la Salle Bonanova, se licenció en Ingeniería Técnica en Informática de sistemas en la misma universidad, y posteriormente, invirtió dos años más para cursar la ingeniería superior. Al cabo de unos 15 años de terminar la carrera estudió en el IESE un postgrado en habilidades directivas y de formación empresarial.

Sin embargo Óscar no tuvo siempre claro que quería dedicarse a la informática. Hubo un tiempo en que soñaba con planos de edificios y diseños de estructuras. También se interesó por las telecomunicaciones, pero finalmente se decantó por la informática: un ámbito que tantos avances y alegrías le depararía más tarde.

Óscar siempre ha sido un joven despierto y avispado, por lo que su incursión en el mundo de la empresa y sus avances informáticos fueron bastante precoces. Por poner un ejemplo, él fue quien montó la instalación de internet en su universidad siendo estudiante. Hay que considerar la destreza que esto suponía en un momento en que en España casi nadie disponía de internet, pues el protocolo World Wide Web se había creado tan sólo dos años antes. A los 20, cuándo acababa de terminar 3ª de carrera,  le ofrecieron trabajo como becario en una destacada empresa que era el segundo proveedor de acceso a internet en España. Era 1992. Estaban tan contentos con su trabajo que a los dos meses lo contrataron. No obstante, este joven catalán, aún con la carrera sin acabar, pensaba que su jefe no tenía ni idea de cómo manejar una empresa, qué el podía hacerlo mejor, y empezó a rondarle la cabeza montar la suya propia. Tenía algunos clientes, conocía el negocio, no tenía apenas gastos, ni nada que le frenase, así que se lanzó a la creación de su propio negocio. «Me lo tomé un poco como un impasse hasta encontrar un trabajo de verdad y más definitivo», comenta García como quitándole importancia.

Al tiempo que Óscar finalizaba sus estudios de 4º y 5º de Ingeniería en Informática, su empresa iba creciendo. Empezaron a aumentar los clientes. Tuvo que contratar a otro amigo, luego vino otro, y así hasta sumar 35 empleados en plantilla. En Iquadrat, cómo se denominó la empresa, se encargaban de la gestión de páginas web, servicios de programación, etc. «Nos fue bastante bien la verdad, también es cierto que fue un momento de boom en el tema de páginas web e internet´».

Sin embargo las vacas gordas empezaron a flaquear, había mucha competencia y llegó un momento en que el sector deceleró. A esto se sumó el inconveniente de que, para que las páginas funcionaran, necesitaban unos servidores «especiales» que soportararan los sitios web de nueva creación. Ninguna empresa los fabricaba. Así que, ni corto ni perezoso se dijo: «si no hay nadie que lo haga, pues casi que lo monto yo». Ese empuje empendedor se materializó en Atlas que, como en la mitología griega, acabó convirtiéndose en un «titán» que cargaba con el peso del mundo…de las telecomunicacionesMás o menos.

Al inicio Atlas eran sólo dos personas. Coincidió con  que García Chillón discutió con su socio de Iquadrat, por desacuerdos en la gestión de la empresa, y llegaron a un acuerdo: Óscar le daba sus acciones de Iquadrat a cambio de las que él tenía de Atlas. Sólo ante su invento, los servicios que prestaba atrajeron a grandes compañías y empresas de telecomunicaciónes dentro de España, como Telefónica o Golf; así como en Gran Bretaña y otros países de Europa. De 2000 a 2007 Atlas duplicó al personal en nómina de Iquadrat, y por aquel entonces empezaba a colaborar para la compañía nipona NTT (empresa que ocupa el puesto 29 en el ranking de las más importantes del mundo).  La cooperación entre Atlas y la multinacional se fue haciendo cada vez más frecuente hasta que la segunda ofreció a Óscar comprarle su empresa, con la condición de que se incorporasen a las «filas» de NTT Communications (Nippon Telegraph and Telephone Public Corporation). Desde ese momento este barcelonés pasaría a ser Director de Operaciones para CTT Europa. Ante la pregunta de qué sintió al recibir la cuantiosa oferta de compra de los asiáticos, su reacción fue: «¡Fue algo fantástico!, ver como algo que tú has creado se revaloriza de esa manera y despierta el interés de unos japóneses…», «Pasar de montar una cosa, así entre amigos, en plan «cutre», para que después te la compre la empresa líder en telecomunicaciones del mundo, es una satisfacción».

En su opinión, y de cara a seguir creciendo, NTT suponía la mejor opción para que Atlas alcanzase una proyección mundial. «La venta surgió en el momento adecuado. Yo también estaba un poco cansado de hacer más o menos lo mismo y es necesario evolucionar». Óscar nunca se ha arrepentido de la venta aunque reconoce que a veces sí que da un poco de pena el hecho de que ya no sea sólo su proyecto. «Si lo pongo en una balanza: ser parte de un grupo tan grande; seguir manteniendo la confianza de las personas que te eligieron, ha hecho que deleguen en mí y siga teniendo mucha autonomía, así que al final merece la pena». Así resumía García el que tampoco haya cambiado tanto su forma gestionar Atlas, a pesar de que ahora se siente un nipón en lo alto del escalafón.

En la fotografía, Óscar trabajando para NTT con su hija Mariona. FOTO: O. P. C.

«Siempre he sido muy autónomo porque he preferido ser mi propio jefe. No me fiaba demasiado de la forma de gestionar de otros, prefería hacer las cosas a mi manera»

A Óscar le llama muchísimo la atención la admiración que para los asiáticos despierta un emprendedor. «Con ellos no es nada difícil llegar a un acuerdo. Te asienten en todo por el hecho de haber creado tu empresa. Confían en ti y te dejan hacer, si has llegado hasta ahí es por algo». Por eso, a pesar de que el creador de Iquadrat y Atlas siempre ha preferido ser su propio jefe, trabajar dentro de Nippon Telegraph and Telephone Corporation no le ha supuesto un proceso de adaptación incómodo: «A mi jefe lo veo una vez al mes, y es una dirección como muy «light». Marcamos a principios de año los objetivos, cuánto facturar, cuánto tenemos que ganar… y a partir de ahí, como llegues a ellos, les da bastante igual».

De cara al futuro, «Chillón» nos descubre la figura del «intrapreneur», uno de los aspectos que más le llama la atención del emprendimiento hoy por hoy. En lugar de crear una nueva empresa por su cuenta y de cero, lo que le motiva es desarrollar áreas innovadoras o diferentes dentro de su gran compañía. Al mismo tiempo, desde Atlas ahora están muy centrados en expandir sus servicios fuera de Europa, Australia o el Sudeste Asiático, principalmente. Ya que el mercado asiático es más dinámico y tiene mucha más demanda. En América Óscar ya ha desplegado sus influencias, y ha conseguido clientes en Canadá, Mexico o EE.UU. «Este proceso no deja de tener la emoción de crear algo nuevo, o tiene menos mérito ya que, al fin y al cabo, en cada país es como empezar de cero. Tienes que contratar trabajadores, contactar con los clientes, etc.», aclara.

Óscar no es sólo valiente y emprendedor en al ámbito empresarial, sino que tampoco descarta mudarse al extranjero próximamente. De hecho está barajando la posibilidad de vivir en Londres, lugar al que viaja casi cada semana por motivos de trabajo. Le apasiona empaparse de otras culturas y viajar. Desde «Emprender en España» seguiremos muy pendientes de su trayectoria meteórica, ya sea aquí o en cualquier país. Y sin salir del nuestro, nos despedimos de Óscar, pero antes quisimos saber qué opina de la realidad emprendedora en España:

«El principal problema es que a los españoles no les gusta correr riesgos. La gente quiere la seguridad de una nómina fija, aunque no le paguen mucho. Prefieren ir tirando. Luego hay gente que tiene el gusanillo y tira para adelante, pero son los menos». También señaló la dificultad para financiarse, en la tesitura económica actual, por la dificultad de los bancos para conceder préstamos. «Hace falta gente valiente que sepa descubrir las oportunidades del mercado».

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Esta entrada fue publicada en 26 noviembre, 2012 por .